No
se me ocurría mejor disco del que hacer mi primera reseña que del disco con el
que llevo dando la turra a amigos y a personas con las que charlo durante las
noches de borrachera durante meses desde que descubrí esta joyita. Si después
de esta reseña no os entran ganas de, al menos, darle una escucha a alguna
canción, iré a vuestra casa, os ataré a vuestras camas y os haré escuchar
Prokopton hasta que os sangren los oídos.
Tomando
un tono más serio ahora, puedo decir sin ningún ápice de duda que Aephanemer es
mi descubrimiento musical del año y que, Prokopton, lanzado en Febrero de este
mismo año, es mi Disco del Año sin lugar a dudas. No son muchos los discos que
han calado tan hondo en mi desde la primera escucha (se me vienen únicamente a
la cabeza algún que otro disco de Maiden o el Imaginaerum de Nightwish, del que
probablemente también hable en un futuro). La razón de esto se debe en gran
medida a dos factores.
En primer lugar, la procedencia. Francia no es que
haya sido nunca un lugar prolífico en cuanto a metal se refiere, si bien es
cierto que, lo que ha salido de allí, casi siempre ha sido de gran calidad
(véase Gojira o Alcest, por ejemplo), pero siempre ha gozado de una escena
underground bastante prolífica y diversa (aunque casi siempre desapercibida
para aquellos fuera de tierras galas, a no ser que seas una de esas personas
que rebusca cual animal carroñero en los rincones más recónditos y oscuros de
Internet para encontrar algo de frescura en lo que a música respecta, o dicho
de otra manera, un disco tan underground que no lo han escuchado ni los mismos
que lo han hecho, aunque para nada yo soy ese tipo de persona). Eso es uno de
los factores que hace que este disco me llame tanto la atención.
En segundo lugar está el sonido. No son pocos los
discos de melodeath (lo pondré así para ahorrarme el tener que poner melodic
death metal cada vez que quiera mencionar el género) que tienden a inclinarse
por la rama más “metalcorera”, si tiene algún sentido la expresión. En el otro
lado del espectro, tenemos a aquellas bandas que se inclinan más hacia el lado
“death”, sin sacrificar la melodía e, incluso añadiendo nuevos elementos, como
sintetizadores o instrumentos clásicos, por ejemplo.
Yo situaría a Aephanemer en un término medio,
inclinándose más hacia el lado “death”, reminiscentes incluso a unos primeros
Children of Bodom, donde el uso de los teclados predominaba bastante y añadía a
la atmosfera del conjunto.
Pero pasemos a la chicha del asunto: las canciones.
Prokopton (Griego para “Aquel que hace progresos”, más o menos, si mis escasos
conocimientos de griego no me fallan) empieza con la canción homónima, la cual
tiene un “build-up” en la que se van introduciendo paulatinamente todos los
instrumentos hasta que el riff inicial marca el inicio de esta “aventura”, y
poco después la voz de Marion Bascoul entra en escena con unos guturales muy
sólidos. Si tuviese que destacar un elemento más del álbum, ese sería sin duda
la voz de Marion. Señor bendito, vaya guturales. Me ha sorprendido gratamente
los registro a los que podía llegar y como me captivaban.
A continuación está “The Sovereign”, que no te deja
ni un momento para respirar antes de que Marion te asalte con sus increíbles
chillidos. Una cosa que me gusta mucho de este disco es como la melodía va
variando entre las guitarras y el teclado, hasta fundirse en una misma melodía
que hizo que me petara la cabeza cuando lo escuché por primera vez. Esta
sensación se acrecienta en el primer single del disco (y el tema con el que los
descubrí yo), “Dissonance Within”. Este tema pone el énfasis en el teclado
sobre todo, lo que no quita parte de importancia a los demás instrumentos. Es
un medio tiempo bastante bueno que, en sus últimos compases le da un gran
protagonismo al teclado y a la guitarra en un solo final que, en directo tiene
que ser una gozada ver (y escuchar).
“Snowblind” parece que va a ser un tema lento, pero
que no os engañen las apariencias. En cuanto Marion suelta el primer grito (que
en ciertos tramos combina muy bien con voces limpias), el ritmo cambia
drásticamente y nos envuelve en un abrazo del que no se despega hasta el último
chillido.
Entrando ya en el ecuador del disco, “At Eternity´s
Gate” es una pieza instrumental de dos minutos que, si bien no resta al disco,
tampoco suma, pero es bien disfrutable, y podría dar mucho juego en conciertos
con su riff bastante pegadizo y coreable.
De “Back Again” y el segundo single “Bloodlines” no
hay mucho más que añadir que no haya explicado en los otros temas. Donde si me
quiero detener más es con el tema que finaliza o “muere” el disco, “If I Should
Die”. Con una duración de 9 minutos, este tema engloba todo lo que hemos
escuchado en Prokopton y, aún así, no hace que suene repetitivo ni tedioso. Es
una pieza que recoge todo lo que hace a Prokopton tan especial: envolventes
teclados, preciosos riffs, contundente batería, unas letras bastante
interesantes, y una Marion que se sale en su labor como guitarrista y vocalista.
La única pega que tengo con el tema (y con el disco en general) es que se
acaba.
No exagero cuando digo que me he escuchado este
disco 6 veces en lo que llevamos de año y tampoco es descabellado decir que
tiene mejor calidad que muchas de las grandes producciones del género que han
salido este año (si, os estoy mirando a vosotros Sabaton, Amon Amarth y
Slipknot). Prokopton es, sin lugar a dudas, uno de los discos de este año y uno
de mis mejores descubrimientos últimamente (y desde que conozco a los Curifeos,
esto pasa muy a menudo). Si después de esta reseña alguien se anima a escuchar
a estos franceses y a apoyarles comprando sus discos o yendo a sus conciertos
(si por algún casual vivis en Francia), por favor, hacedlo.
Y así doy por finalizada mi primera reseña, me ha
costado lo mío, pero espero que se haya quedado un buen trabajo y os haya
gustado leerla tanto como a mí me ha gustado hacerla.
-Saitama-
Totalmente puto de acuerdo JODEEER. Yo seis veces no, pero cuatro del disco entero ya llevo JAJAJAJA
ResponderEliminarC mamut
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